Si no miras hacia adentro, es que miras hacia fuera.
Unos minutos. Quedémonos en silencio. Silenciemos el mundo exterior, de modo que podamos ver el mundo interior. Esta visión interior es lo que buscamos, pero no podremos acceder a ella mientras estemos tan profundamente preocupados por la realidad externa. Tratemos de mirar hacia adentro lo máximo que podamos. Cuando no miramos hacia adentro, es que miramos hacia afuera en la medida en que nos ocupamos del mundo exterior. Recordemos este axioma: Si no miras hacia adentro, es que miras hacia fuera. Pongámoslo en primera persona cuando lo repitamos a nosotros mismos, para hacerlo más personal: Si no miro hacia adentro, es que miro hacia fuera. Hemos estado mirando hacia afuera durante toda nuestra vida, pero no tenemos, ni tuvimos nunca, por qué hacerlo. No hay nada que no podamos ser, nada que no podamos hacer. No hay nada que no podamos tener.
Con cariño,