Amor y Miedo
La realidad del amor basada en el miedo domina nuestra experiencia de aquél; más aún, en realidad la crea, ya que no sólo hace que consideremos que recibimos un amor condicionado, sino también que pensemos que lo damos del mismo modo, e incluso mientras negociamos y establecemos nuestras condiciones, una parte de nosotros sabe que eso no es realmente el amor.
Aun así parecemos incapaces de cambiar la manera de dispensarlo. Nos decimos a nosotros mismos que hemos aprendido la manera difícil, y ¡Que nos condenemos si nos hacemos de nuevo vulnerables! Pero lo cierto es que deberíamos decir ¡Que nos condenemos si no lo hacemos!
Debido a nuestros propios (y equivocados) pensamientos sobre el amor, sí que nos condenamos realmente a no experimentarlo nunca en toda su pureza. Del mismo modo, nos condenamos a no conocer nunca a la Divinidad como realmente ES. Al menos mientras obremos así ya que no podemos rechazarla para siempre, y llegará el momento de nuestra Reconciliación.
Cualquier acción emprendida por los seres humanos se basa en el amor o en el miedo, y no simplemente las que afectan a las relaciones. Las decisiones relativas a los negocios, la industria, la política, la religión, la educación de nuestros jóvenes, la política social de nuestras naciones, los objetivos económicos de nuestra sociedad, las decisiones que implican guerra, paz, ataque, defensa, agresión, sometimiento; las determinaciones de codiciar o regalar, de ahorrar o compartir, de unir o dividir: cualquier decisión libre que tomemos se deriva de uno de los dos únicos pensamientos posibles que existen: un pensamiento de amor o un pensamiento de miedo.
El miedo es la energía que contrae, cierra, capta, huye, oculta, acumula y daña.
El amor es la energía que expande, abre, emite, permanece, revela, comparte y sana.
El miedo cubre nuestros cuerpos de ropa; el amor nos permite permanecer desnudos. El miedo se aferra a todo lo que tenemos; el amor lo regala. El miedo prohíbe; el amor quiere. El miedo agarra; el amor deja ir.
El miedo duele; el amor alivia. El miedo ataca; el amor repara.
Cualquier pensamiento, palabra o acto humano se basa en una emoción o la otra. No tenemos más elección al respecto, puesto que no existe nada más entre lo que elegir. Pero tenemos libre albedrío respecto a cuales de las dos escoger.
Co afecto,
Omar