¿Qué es lo que consideramos malo y, en su caso qué podemos hacer para cambiarlo?
Nuestro pensamiento más elevado, nuestra palabra más clara, nuestro sentimiento más grandioso, son siempre divinos. Todo lo demás procede de otra fuente. Ello facilita la labor de diferenciación, ya que no debería resultar difícil, ni siquiera para el principiante, identificar lo más elevado, lo más claro y lo más grandioso. Y esto es porque algunas personas están verdaderamente dispuestas a escuchar. Están dispuestas a oír, y están dispuestas a permanecer abiertas a la comunicación aun cuando lo que oyen parezca espantoso, disparatado o manifiestamente equivocado. Sigamos adelante, actuando según nuestro entender, pero observemos lo que hemos estado haciendo desde el principio de los tiempos y miremos cómo es el mundo. Evidentemente, en algo hemos fallado; y es obvio que hay algo que no entendemos. Lo que sí entendemos ha de parecernos correcto, puesto que “correcto” es un término que utilizamos para designar aquello con lo que estamos de acuerdo. Por lo tanto aquello que se nos escapa aparecerá, en un primer momento, como “equivocado”. El malestar y la enfermedad son los contrarios de la salud y el bienestar, y se manifiestan en nuestra realidad a petición nuestra. No podemos caer enfermos si a un determinado nivel no lo provocamos nosotros mismos, y podemos estar bien de nuevo en un cierto momento simplemente decidiendo estarlo. Los estados de profunda frustración personal son respuestas que hemos elegido, y las calamidades mundiales son el resultado de la conciencia mundial. Por eso no condenemos todo aquello que llamamos malo en el mundo. En lugar de ello, preguntémonos qué es lo que consideramos malo y, en su caso qué podemos hacer para cambiarlo... esto es así para cualquier alma; no somos, por tanto, víctimas en el universo, sino únicamente creadores. Todos los Maestros que han caminado por este planeta lo han sabido, y ello porque, no importa qué Maestro mencione, ninguno se veía a sí mismo como víctima; aunque muchos fueron realmente crucificados.
Con cariño,